Cenicienta se casó con el príncipe.
Pero jamás imaginó que el juramento de amor eterno terminaría, apenas, en diez años.
Todo porque el príncipe se enamoró a primera vista de cierta señorita, la mantuvo como amante y hasta le propuso matrimonio.
"¡Maldito bastardo!"
Sin embargo, no podía hacer nada por Cenicienta, que se marchaba más y más con cada día que pasaba.
Porque yo era...
"¡Elegante!"
¡Un ratón!
Y no cualquier ratón, sino el más pequeño de todos, de los que andan de aquí para allá siendo pisoteados: un simple ratón de campo, en lo más bajo del escalafón.
'Abuela hada...
Sé que solo soy un repulsivo ratón, pero Cenicienta era alguien que me aceptaba tal y como soy.
Lo único que deseo... es que Cenicienta pueda volver a sonreír.'
Pensé que había muerto así.
Pero al volver a abrir los ojos... había regresado en el tiempo.
A cuando Cenicienta aún era una niña maltratada por su madrastra y sus hermanastras.
“Él vino por encargo de la familia Ratson”.
¿Y resulta que no era un ratón común, sino un suin del linaje de los ratones de campo?
¿Y que mi familia me ha estado buscando desesperadamente?
¡Entonces, Cenicienta, vámonos juntos!
¡Antes de que ese tal príncipe venga con su zapatilla de cristal, yo me la llevaré!
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